De amor y sufrimientos
¿Quién no ha sufrido en algún momento de su vida o sufre actualmente? Creo que muy pocos habremos estado libres de ello, sea o haya sido por el motivo que fuere.
Hay sufrimientos que es muy difícil sustraerse a los mismos, como pueden ser los derivados de una enfermedad o desgracias personales de seres próximos; los que tenemos hijos, los derivados de las distintas situaciones conflictivas por las que estos van pasando, etc., y hay un porcentaje muy grande de sufrimiento que es consecuencia del amor, o mejor dicho, debido a la carencia de éste. Yo amo a una persona, ya sea mi pareja, mis padres, mis hijos, mis amigos; llega un momento en el que estos no me corresponden y sufro.
Pero yo aquí veo una contradicción: ¿Cómo puede ser el amor causante de mi sufrimiento, cuando se supone que tenía que ser todo lo contrario, la fuente de mi alegría? ¿Estaremos hablando de amor o tal vez sea un sucedáneo?, porque, ¿puedo yo, por mi mismo, fabricar amor y posteriormente darlo?
Yo creo que no, que el amor es “infabricable”, que algo tan grande se escapa de nuestras capacidades. Entiendo que lo único que puedo hacer es intentar conectarme con la fuente del amor y una vez conseguida esa conexión, ahora sí podré darlo. Y podré darlo con toda la consciencia de que ese amor no es algo mío, que yo he producido, sino que ha venido a mí como un regalo, y como tal regalo yo lo doy. Y como no es algo mío, no me afectará para nada, para nada, el que alguien no me lo devuelva.
Y ahora si que se cumple la finalidad del amor que no es la del sufrimiento, sino la del disfrute, porque en esa acción de ser yo el canal, a través del cual el amor llega a otros, encuentro mi satisfacción. Sin esperar nada a cambio. ¡Cuántas veces hemos oído hablar de amor desinteresado! Eso, para mí, es amor desinteresado.
Yo al menos, así lo veo y lo siento