Los Capitales
No se si todavía se enseñarán así en el catecismo, pero tal como yo los aprendí y por lo visto debí aprendérmelos bien porque aun los recuerdo, los pecados capitales eran:
1º soberbia, 2º avaricia, 3º lujuria, 4º ira, 5º gula, 6º envidia, 7º pereza
Hoy, no se por qué, me ha venido este tema de los pecados capitales a la cabeza, y al hacerlo he caido en la cuenta de que la soberbia está colocado en primer lugar, y he pensado: ¿será por algún motivo especial?
Después me he puesto a repasar los demás y en cuanto a la avaricia, no es que me guste mucho, la verdad y es que además tengo la idea de que a los avaros se les pone la cara muy fea; nariz afilada; por algo también debe ir en segundo lugar. Luego viene la lujuría y me digo: ¿Y a quien no le viene bien un poquito de ella? ¿La ira? Todos tenemos nuestro genio, ¿no? La gula. ¡Ahhh, la gula…! esos excesos que de vez en cuando a todos nos gusta hacer, aunque luego paguemos sus consecuencias, pero bueno…. Envidia: dicen de una que es sana, luego mala del todo no será. Y en cuanto a la pereza, pues diría que es un placer pero sin llegar a ser pecado. Así que todos éstos, pecados sí, pero tánto como capitales… Ninguno de ellos lo veo capaz de llevarnos a la muerte, porque no atacan a nuestro órgano vital: al corazón
Pero… ¿por qué ese primer lugar para la soberbía, seguía pensando?
Yo creo que será porque ésta si ataca directamente al corazón; lo ahoga, lo enmudece, no lo deja manifestarse. Y no hay cosa peor que un corazón enmudecido; eso es peor que la muerte; es un vivir sin vivir. El Ego, nuestro ego, se erige en guardián de la Soberbia y con bueno hemos topado. Pero…., ¿qué dices….? ¿Qué debo derrumbar todo este edificio que con tanto esfuerzo he venido construyendo? ¿Qué sus cimientos no son seguros? Me vas a decir tú a mí…
Menos mal que a veces ese ego, cansado, se descuida y por un instante permite que se cuele la Humildad y ésta sí, ésta sí permite que ese corazón, por tanto tiempo enmudecido, se manifieste. Y se produce el milagro porque no hay fuerza mayor que un corazón manifestándose.