De deseos y anhelos
Esta vez no miro al diccionario y voy a dar mi particular visión del significado de las palabras deseo y anhelo.
Deseo: Algo por mi creado y que por tanto tiendo a satisfacer
Anhelo: Un deseo más profundo Algo no fabricado, con lo que ya nazco, innato, que me impulsa a desear sentirme bien y que me va a acompañar toda la vida. Porque va en mi naturaleza
Cuando venimos a este mundo, nacemos con un anhelo: estar satisfechos. Así, si vamos mojados o tenemos hambre, lloramos para que nos cambien los pañales o seamos alimentados, de forma que esa satisfacción quede colmada.
Despertamos a este mundo y conforme vamos entrando en él, vamos siendo educados en esta cultura del deseo en que nos hemos instalado. Nos enseñan a desear cosas y alcanzar objetivos, así como la forma en cómo debemos proceder para intentar conseguirlos, a la vez que vamos dejando atrás, en el olvido, aquel anhelo con el que nacemos. No es que haya desaparecido, porque como digo va en nuestra propia naturaleza, sino que lo vamos sepultando por tántas capas, tanto de deseos cumplidos como de deseos insatisfechos
Dice Prem Rawat:
Así pues, nuestros deseos hacen que la vida se vuelva increíblemente compleja. ¿Por qué? Porque a fin de cuentas, tras tener todo lo que se te ha antojado en la vida, un día te preguntas ¿Qué quiero de verdad? y puede que al abrir el armario veas una clara demostración de tus deseos. Está abarrotado de trastos. Así que ves claramente que “He deseado un montón de cosas, que no son más que trastos”. Quizás aquel día en el que fui a comprar aquello, me pareció lo más importante del mundo. Me sentía muy orgulloso de tenerlo. Tenía muy claro que lo quería Lo necesitaba, lo deseaba, tenía que conseguirlo. Y hoy está entre los trastos. Ahí quedan mis deseos, …un montón de ellos. Cuando vas a un mercadillo de segunda mano, no es que todas esas cosas estén ahí por casualidad, que fueran concedidas por un genio, voluntaria o involuntariamente, sino que se fueron adquiriendo a lo largo de los años.
Y luego, te haces una pregunta muy simple, ¿Qué quiero de verdad? De verdad, de verdad. Y ¿Qué es lo que siempre he querido? Y encuentras la misma respuesta una y otra vez. Siempre. Y siempre ha sido: “sentirme pleno”
Solamente desearme y desearos, que este nuevo año que va a comenzar, venga cargado de regalos que colmen nuestros deseos, pero también y lo situaría en primer lugar, traiga la atención a esa llamada de nuestro corazón en el sentido de satisfacer su anhelo. Sea cual sea la forma en que sea atendida, pero que sea escuchada. Seguro que la atención a ese anhelo, hará que no haya ya lugar para muchos de nuestros deseos incumplidos.
¡Feliz Año!