El próximo 25 de mayo se publica la biografía de Prem Rawat, una vida de reflexión y valoración de lo que es esencial a todo ser humano: los valores de la vida y la paz
A lo largo de esta biografía de Andrea Ceigan, en inglés, Andrea Cagan, emana el ideario de Prem Rawat bajo la forma de reflexión compartida con los oyentes al viejo estilo socrático, en el que uno mismo genera las preguntas y obtiene sus propias respuestas. Prem Rawat desempeña en sus charlas el papel de inductor sugerente, conductor de una reflexión hacia un orden olvidado y originario que todos hemos vivido en nuestra infancia…
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Comentario:
…Infancia, por lo demás, feliz, donde la belleza, el amor y la comprensión constituían el núcleo de nuestra identidad, una forma de vivir el presente en permanente eternidad, que, por supuesto, despertaba en los demás la admiración por las señas de nuestro esperanzador origen.
Prem Rawat no dice nada nuevo en sus conferencias. Ese es el valor de un discurso legitimado por la naturaleza misma. No plantea nuevos valores. Son las personas quienes establecemos el orden de prioridades, de importancia que damos a lo que hacemos y deseamos.
Se ha dicho que cada generación tiene una escala de valores y, por tanto, una balanza para medir las acciones y los logros, así como las esperanzas y las ilusiones. En esa jerarquía de cosas más importantes que otras, el culto al cuerpo o la vida privada de las personas, el dinero, el disfrute o las comodidades aparecen a los ojos de muchos en los puestos más altos.
El papel educacional del discurso de Prem Rawat consiste en rememorar en jóvenes y mayores aquellos valores sencillos y relegados al recuerdo. El por qué éramos felices en la infancia sin tener apenas nada. ¿Qué valorábamos entonces que ahora hemos olvidado? ¿Hay alguna posibilidad de recuperar la frescura y el optimismo con que vivíamos entonces?
La experiencia no tiene por qué ser nociva, ni el tiempo nuestro gran ladrón. Todo permanece en su sitio, se trata de volver los ojos y el sentimiento hacia lo que era esencial en aquel tiempo: la vida que se desarrollaba en cada instante haciendo de la experiencia nuestra gran aventura.
Hay valores como el respeto a la vida que siguen siendo el fundamento de la ley, de la familia y del orden social. Sin embargo, este valor no es suficiente para llevar una vida más feliz, aunque imprescindible para seguir existiendo. Dentro del aprecio por la vida también hay una jerarquía de valores en consonancia con lo que entendamos por vida. Y aquí es donde el discurso de Prem Rawat muestra su profundidad: la vida no son las cosas que nos pasan, ni los pensamientos o emociones; más bien es el sustrato en el que se asientan todas ellas. De esta forma, en esta jerarquía de valores, el aliento constituye el primer elemento, el sostenedor de todos los demás.
Desgraciadamente, un fenómeno tan común como la respiración que tan pocas veces haya sido objeto de estudio para filósofos, naturalistas, médicos, científicos… no deja de llamar la atención.
¿Reside en este dato lo novedoso del discurso de Prem Rawat? Quizás lo novedoso, ahora, consista en la posibilidad de ponerlo al alcance de todos los que deseen beneficiarse de esta capacidad natural. Esta es una de las lecturas que pueden hacerse de esta biografía, de este representante de la paz individual que solo desea ser un “espejo”, como dijo a la periodista Marta Robles en la entrevista que le hizo recientemente.
Los ejemplos que pone Prem Rawat en sus conferencias consiguen a veces retazos poéticos; una lírica de quien habla desde el corazón, desde el centro del Ser. Pues la belleza, la realidad y la esperanza viajan unidas en sus palabras. El transcurrir callado de la existencia o el símbolo del “río”, como metáfora del tiempo que todo lo lleva, trayendo frescura y momentos nuevos a nuestra existencia, son algunos de los ejemplos más hermosos que recuerdo en algunas de sus conferencias. Muchos de estos ejemplos encajan sin fisuras en el estoicismo de nuestra cultura hispana dotando a su mensaje de un aire que nos es muy familiar. La inmortalidad que nos ofrece el momento, el ahora, que defiende Prem Rawat, se contrapone con el pozo del tiempo (del que habla María Zambrano en su obra), esa forma de vacía inmortalidad que trae la fama.
En una tercera lectura de esta biografía, vemos la labor social del ideario de Prem Rawat plasmada en los millones de personas que ya conocen la importancia del aliento a través de sus conferencias, esfuerzo digno de alabanza, de respeto y valoración. Una vida dedicada a los demás no pasará en balde para aquellos que pueden ser ahora un poco más felices y para quienes, buscando algo más en esta vida, pueden alcanzar ese tesoro olvidado que duerme en ese infante que todos somos.
Una excelente biografía para la reflexión, para el enriquecimiento y para recuperar la ilusión por la vida.
(Desconozco el autor del comentario)