El juego de la vida
Una cosa hay que admitir y tener clara: que hemos venido a este mundo para ser felices. Una vez esto claro, habrá que llegar a la conclusión de que si no lo conseguimos, algo está fallando.
Y nuestra felicidad, no puede depender de otros, porque si fuera así, alguien nos podría condenar a la infelicidad para toda la vida. Luego si no somos felices, es porque en algo estamos fallando: NOSOTROS
Pero esa felicidad, nos la tenemos que ganar triunfando en el juego de la vida en el que estamos inmersos. Y en ese juego, hay elementos que tienden a hacer que lo perdamos (la mente), pero también hay, afortunadamente, otros elementos que juegan a nuestro favor; más poderosos, porque su misión es vencer a los primeros.
Y para triunfar, hay que saber manejar esas cartas ganadoras. Primero hay que descubrirlas y una vez descubiertas, si creemos que somos capaces de ganar el juego nosotros solos, sin ayudas, adelante; en caso contrario, deberíamos ser lo suficientemente humildes, para permitir que alguien nos enseñe a manejarlas.
Así de simple; pero lo volvemos complicado porque no admitimos la sencillez.
Yo, solo puedo hablar de lo que conozco y he experimentado. ¿Qué hay otros procedimientos?: no lo se. Yo no puedo hablar de cómo llevan otros este juego de la vida del que estoy hablando; tendrían que ser ellos. Yo solo puedo hablar de cómo va mi juego y puedo decir que estoy viviendo un juego maravilloso; digamos que juego con las cartas marcadas porque le he cogido el truco.
De cualquier forma y aunque en este momento alguno no haya descubierto esas cartas que puedan llevarle al triunfo, solamente el hecho de saber que existe ese juego y que hay la posibilidad de participar un día en él y ganar, es para que sentirse muy, muy afortunado.
Porque el mayor sufrimiento es la ignorancia de no saber para qué estamos aquí