En estos últimos post, habréis podido comprobar cómo algunos de sus comentarios, hacían referencia, siempre de forma agradable y cariñosa, a otros correspondientes al blog de Estrella Altair, que en sus últimos posts, había suscitado el tema de la consciencia e inconsciencia; de actos conscientes e inconscientes.
No sé la idea que podáis tener formada de mí; pudiera ser que esté bastante ajustada a la realidad, o por el contrario, dado que empleo una y otra vez el término consciente, os hayáis podido formar una idea equivocada: un ser consciente en todo momento, a quien no se le mueve un solo pelo sin su consentimiento. Así que voy a intentar ponerme en mi sitio.
Debo aclararos que nada más lejos de la realidad esta última suposición, antes al contrario, he de confesar que soy un hombre con cuatro pelos en la cabeza y que se revuelven con mayor frecuencia de la que fuera deseable.
Ignoro los efectos que en otros pueda estar causando la práctica del Conocimiento de Maharaji. Si conseguirán o habrán conseguido que ni un solo pelo de su cabeza se mueva sin su consentimiento. Como digo, no es mi caso, aunque es algo a lo que no concedo demasiada importancia.
Para mí, lo importante es que con el Conocimiento, con su práctica, he encontrado a un padre. Y cuando digo padre, no me refiero a haber encontrado a Maharaji ni a un ente espiritual a quien pudiera atribuir tal nombre, sino que he encontrado el o los sentimientos que puedan acompañar a un niño, por el hecho de encontrar o ir de la mano de su padre.
Me sentía extraviado, desorientado en la feria de este mundo y encontré mi norte. No sabía donde encontrar mi seguridad, y encontré mi fortaleza. No sabía donde estaban mis límites y yo mismo me los fijé. Me sentía prisionero de muchas cosas, y encontré mi libertad. Anhelaba, tal vez inconscientemente un sentimiento, y encontré el Amor. Todo lo anterior me impedía disfrutar de la vida, y hoy la disfruto plenamente.
Así pues, me definiría, no como un niño, digamos, formalito y bueno, que va de la mano de su padre, obediente, sino más bien diría que soy un niño travieso, que se suelta con frecuencia de esa mano, pero que ante y sobretodo, es un niño que va disfrutando por la vida; feliz. Que aunque inconscientemente pueda soltarse de esa mano que le da seguridad, sabe que en cualquier momento y dependiendo exclusivamente de él, puede volver a encontrarla.
P.D.:
Me he “quedado” con esta frase de Maharaji del post anterior: “Te harás un experto en aquello que más practiques en tu vida”
Voy a ver si me aplico en cierta práctica