En tu interior

Prem Rawat-Maharaji me ayudó a encontrar en mi interior, lo que siempre estaba buscando en el exterior

El olivo condenado a ser abeto

Archivado en: Cuentos — Julio a las 5:28 pm el Domingo, Junio 24, 2007

Dedicado a Verde a la que creí entender, que le gustaría publicara más de mi cosecha

Érase una vez un olivo que por extraños designios del destino, empezó a desarrollarse en medio de un bosque de abetos. A ese bosque fue a parar su semilla y entre abetos empezó a crecer. Con total libertad y conforme a su naturaleza, sus ramas, fueron apareciendo por aquí y por allá a lo largo de su tronco. No había dos iguales como si jugaran a ver cual de ellas era más original y distinta a las demás. Esa diversidad de formas, contrastaba con la uniformidad y seriedad de sus vecinos, los abetos; todos igualitos. Diríamos que sus ramas crecian divertidas y si pudiéramos emplear el término feliz, aplicado a los olivos, podríamos decir que era un olivo feliz.

Un día, el encargado del cuidado del bosque, lo descubrió y se sorprendió de su extraña forma, pues nunca había visto un abeto semejante, Dado que no sabía nada de olivos, ni siquiera de su existencia, pensó que aquellas formas extrañas en sus ramas, eran debidas a una malformación en el desarrollo de lo que él creía un abeto, así que ni corto ni perezoso, se aplicó en intentar darle una forma lo más parecida a la del resto de los abetos.

Con tal intención cortó por aquí y por allá y una vez que lo hubo desprovisto de todas sus ramas, dejándolo desnudo de éstas, y con el fin de que creciera erguido, lo entubó. Lo enfundó en un tubo lo más ajustado posible a su tronco, para que su desarrollo no pudiera tener lugar fuera de los estrechos y rectos límites que el tubo le marcara.

Ya os podéis imaginar lo traumático y doloroso que todo aquel proceso resultó para el pobre olivo. Aparte del dolor de las heridas por sus ramas cortadas, él, que hasta entonces se había desarrollado en un ambiente de máxima libertad, verse comprimido y obligado a discurrir por los estrechos límites de aquel tubo, era algo que no podía comprender y que se le hacía insoportable.

El dolor de las heridas desapareció al cicatrizar éstas, pero la sensación de la pérdida de su libertad, le causó una tristeza tan profunda que murió al poco tiempo, muchísimo antes de lo que hubiera sido su longeva vida como olivo.

*****
Nosotros humanos, ¿cómo nos sentimos en este bosque de la vida? ¿Nos sentimo olivos creciendo y disfrutando en libertad, o nos sentimos también olivos entubados, encorsetados, conformados por ese “cuidador” llamado Sociedad o quien sabe por qué otros cuidadores, que hace ya tiempo nos marcaron por donde debía ir nuestro crecimiento? ¿O, tal vez, perdido ya todo vestigio de nuestro anterior ser, resignados, nos hemos convertidos en abetos?

Sea como fuere que vengamos desarrollándonos, la buena noticia es, que en este bosque en el que nos encontramos, hay cuidadores que sí saben de olivos y de abetos. Que los recorren, mostrando a todos un espejo en el que pueden ver reflejada su verdadera naturaleza. Y que aquellos que la reconocen, pueden volver a vivir con la libertad y disfrute que vivian cuando eran unos jóvenes olivos. Llega para ellos el equilibrio y la libertad de verse prisioneros de la mayor de las ignorancias. Aquella que hace que no te conozcas a ti mismo.

Y como no podía ser de otra forma, dan las gracias a quien les ha enseñado a sentir lo que verdaderamente son.

18 Comentarios en “El olivo condenado a ser abeto”

  1. Azusa comentaba que:

    Qué bonita historia…Yo quiero ser un olivo libre, jejeje

  2. Julio comentaba que:

    Azusa:
    Si es que no lo eres ya, te veo con mucho potencial para serlo. Ya el hecho de desearlo y saber que se puede y cómo se puede llegar a serlo, facilita mucho la cosa.

    Un abrazo

  3. feliz-ahora comentaba que:

    Al oliiiivo al oliiivo, al oliiivo subíííí….

    Pobrecito mío y es que es un árbol que lo aguanta todo; hasta se llega a “frailear” cortándolo poco por encima de la raiz, y aguanta, y crece de nuevo

    Pero dejándolo sin hacerle putaditas… entonces es una maravilla

    Al oliiivo al oliiiivo…

  4. Julio comentaba que:

    Feliz-ahora:
    Sí, y a algunos se les sube la savia a la cabeza. :)

    Un abrazo

  5. ojodefuego comentaba que:

    Me ha gustado mucho tu parábola, tu cuento. Pero en el fondo, es lo que tenemos que hacer con nuestros hijos hasta que ellos, cuando sean adultos, encuentren su camino…
    Y que conste que a mí no me gusta hacerlo, pero he de hacerlo. Si no se tiraría a la bartola y a saber…
    Aunque como jardinero, no se si seré bueno, lo hago lo mejor que puedo.
    Besos

  6. reikiaduo comentaba que:

    Je, je, servidor ha tenido tres de esos olivicos jóvenes, quiero decir tres hijos, y me se de algun otro que no se ha quedado a la zaga

    Y se pasan apuros, palabra, y quien diga lo contrario miente cual bellaco y malandrín, pero hay un tema claro, ese tipo de plantones jóvenes llamados hijos se alimentan sobre todo por ósmosis. Si te sienten infeliz (y eso y también lo contrario lo saben sentir de perillas), pues ya sabes…

  7. verde comentaba que:

    Muchísimas gracias, de verdad. Has sido la primera persona en dedicame un cuento. Entre todos me haceis sentir menos sola. Gracias.
    ¿Ves como es mejor que firmes tú, no Prem Rawat?

  8. Julio comentaba que:

    Ojodefuego:
    Una cosa es la disciplina, que por supuesto tiene que haber cierta dosis y otra cosa es la libertad en su desarrollo. Entiendo que por muy convencidos que creamos estar en el recorrer de nuestro camino, no deberíamos intentar conformarlos.
    ¿Entonces?. Entonces dar mucho amor, del bueno, de ese ABSOLUTAMENTE desinteresado. Eso va a constituir el mejor alimento para su desarrollo. Y lo que sea que tenga que salir, saldrá, pero en este caso, alguien habrá cumplido con su cometido; nosotros, el cuidador.

    Un beso

  9. Julio comentaba que:

    Rikiaduo:
    Entre tú y yo, casi un olivar, jeje. Pero se pasa bien, porque ante todo hay entendimiento y comprensión. Como le decía a Ojodefuego y tu lo sabes, los cuidadores nosotros, tenemos que hacer lo que tenemos que hacer y punto. Luego ya, el resultado, se escapa de nuestro control.
    Tal vez te salga un olivo borde, ¿y……?. Pues a aplicar la comprensión y la aceptación.
    Y a seguir disfrutando, que de eso se trata, ¿no?

    Un abrazo

  10. Anna comentaba que:

    Yo también tengo dos olivos. Pero me encanta ya que yo sigo siendo olivo. Algunas de mis ramas fueron también retocadas pero ahora sé que hacer con las ramas de mis olivos.
    O quizás debería decir…sé lo que no debo hacer.

    Precioso Julio.

    Un beso.

  11. Julio comentaba que:

    Verde:
    Lo he hecho con mucho cariño
    Y la verdad es que quien debía darte las gracias soy yo, pues tu comentario me hizo despertar y decirme: ¡oye, Julio, tiene razón Verde, que últimamente de tu cosecha, nada de nada.
    Así que debes tener algo de musa, jajaja
    Bueno, y en defensa de Prem Rawat, a mí me encanta leer sus escritos y sus cuentos, que también relata alguno de vez en cuando.

    Un beso

  12. Julio comentaba que:

    Anna:
    Muy bien Anna, ¡Felicidades! Que se te crien siempre sanos y que no sean conformados con violencia.
    Tú como aquel que decía: “Sabio, no por saber mucho, sino por conocer la ignorancia.

    Un beso

  13. aprendiza de risas comentaba que:

    Agradecer es simil de bondad. ¿Cuándo nos regalarás un cuentecillo que nos hable del agradecimiento?

    Besos de pedigüeña,

  14. Julio comentaba que:

    Aprendiza:
    Me lo pones muy fácil, escribir algo sobre el agradecimiento. Pero no será un cuento, sino un relato muy, muy real.

    Besos de un agradecido

  15. feliz-ahora comentaba que:

    ¿Agradecer es simil de bondad?, caray (coño), pues nunca lo había pensado así, “pa mi” que es cuestión de inteligencia y sensatez

  16. Julio comentaba que:

    Feliz-ahora:
    Tampoco entiendo muy bien el comentario de Aprendiza.
    Para mí agradecimiento es una reacción natural y expontánea y bondad es juzgar esa actitud.

    Un abrazo

  17. Martha comentaba que:

    Julio,
    gracias por compartir este precioso cuento, cuando lo leia, venia a mi mente los comentarios que siempre me hacian mis hijos, nos has criado diferentes, somos raros en la universidad, y yo les preguntaba y uds. como quisieran ser?, mis hijas las mayores me dijeron en alguna oportunidad, quisieramos criar a nuestros hijos como tu lo hiciste, de solo recordar me emociono, porque le di poco tiempo pero quizas quise que fuese el mejor, sin dudas mi trabajo con ellos fue bueno, pero conmigo fue terrible, por eso ahora mi deseo que querer vivir bien, a si suene a egoista
    tengo muchas ansias de hacer lo que mas me agrada.
    Gracias Julio, por responder a mis comentarios, mi corazòn te lo agradece.
    abrazos
    Martha

  18. Julio comentaba que:

    Martha:
    Muy bonita la contestación que te dieron tus hijas: “quisieramos criar a nuestros hijos como tu lo hiciste”. Señal de que les agradó cómo lo hiciste :)

    Gracias a tí por tus comentarios pues le das oportunidad a mi corazón para manifestarse :)

    Un abrazo

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