A quien dar las gracias
Para la mayoría de la gente, la vida es como una sopa, un potaje de todo lo que han ido echando en el plato, un poco de esto, un poco de aquello… De pequeños, puede que nuestra ‘sopa’ fuera sencilla, deliciosa, dulce, maravillosa. Todo estaba perfecto. Pero luego, empezamos a agregar una pizca de esto y una pizca de lo otro, y en seguida los sueños, las ideas, los ideales, las metas y los objetivos que tenemos comienzan a entrelazarse hasta llegar a un punto en el que ya no distinguimos entre la vida misma y lo que ocurre en ella. Pero la vida existe por sí misma.
En cuestión de poco tiempo esa línea – el hecho de que estoy vivo, existo, y que eso es lo importante– empieza a desdibujarse y se vuelve muy borrosa. Es entonces cuando la gente dice: “Qué felicidad si me tocara la lotería” . Muchos se compran un boleto de lotería y luego sueñan con él: lo maravilloso que sería si realmente les tocara. “Sería tan feliz. Sería rico. Podría hacer lo que se me antojara. Sería tan poderoso que desaparecerían todos mis problemas.”
Antes de comprar el boleto de lotería esa persona ni remotamente piensa: “¿Por qué voy a comprar este boleto? ¿Para librarme de mis problemas? ¿Ésa es la razón? ¿O lo hago para satisfacer alguna fantasía desconocida que tengo, algo que creo que debo lograr?” . Una fantasía que corresponde a una idea prestada: “Ésta es la solución. Así es como se consigue la felicidad, la satisfacción. Así se alcanza la plenitud” .
En realidad, el hecho de estar vivo – respirando, siendo, existiendo– debería ser más que suficiente para el ser humano. El despertarse por la mañana y experimentar la vida; el despertarse y dar las gracias… La gente se pregunta a menudo a quién debería dar las gracias. La verdad es que no importa. Se trata simplemente de dejar que salga esa gratitud. Cuando te sientes realmente feliz, puede que te encuentres sonriendo incluso aunque no haya nadie presente para verlo. Y no tiene ninguna importancia que no te puedas ver los labios.
Pero, por algún motivo, no va así esta historia.
Prem Rawat-Maharaji
Noviembre 1st, 2006 a las 10:31
Voy a estrenar comentarios porque al leer la última parte, me he identificado con lo que dice Prem Rawat.
Más de una vez, he lanzado un gracias, a la vez que un beso al aire, dirigido a nadie en concreto y salido de mi corazón feliz.
Noviembre 1st, 2006 a las 15:07
Es bueno dar las gracias por el mero hecho de vivir y de poder disfrutar de tantas y tantas cosas a las que muchas veces no les damos importancia.
Un saludo
Noviembre 1st, 2006 a las 16:58
Pero claro… es normal que la gente corra tras el billete de lotería, esa es la quimera del capitalismo salvaje en el que vivimos. Eso es lo que te venden a diario en los medios de comunicación… y así estamos. Los privilegiados del planeta, ese 5% (o 10, no sé) que comemos, que tenemos acceso a la salud y educación, pués casi todos (o demasiados) deprimidos. Estoy escribiendo un post al respecto.
Un abrazo Julio
Noviembre 1st, 2006 a las 18:31
Leo:
Y lo bueno y verdaderamente satisfactorio es que esas gracias no sean debidas a un razonamiento más o menos intelectual, sino que nazcan espontáneamente de nuestro corazón.
Un abrazo
Patricia:
Sí, pero esos que van detrás de la fortuna y que algunos de ellos puede que la alcancen, un día pasarán a formar parte de ese otro porcentaje de “afortunados” que apuntas. Y lo único que habrán conseguido es ser todavía más desgraciados, porque ya no les queda siquiera el consuelo de soñar.
Tamíén llevo idea de escribir algo sobre esto.
Un abrazo
Noviembre 2nd, 2006 a las 8:59
GRACIAS.
vivo y sonrio
Noviembre 2nd, 2006 a las 12:00
Fuzzy:
Pues eso es salud, poder soltar de vez en cuando esa exclamación de: ¡GRACIAS! Y seguro que es también benebicioso para los que te rodean.
Un abrazo