Carta a una criatura encantadora
Querida criatura:
Me imagino verte contando los días que faltan para volver a vernos, pero a la vez aceptando lo que el Destino quiere para ti en estos momentos. Me consta, que esa situación de soledad en la que en estos momentos te ves inmersa, es un poco dura para ti, pero también se, que esa pequeña cruz, que ese granito amargo, sabes como disolverlo en ese gran océano de comprensión y dulzura que la Vida te ha regalado. Aceptas que debe ser así, que debes superar la prueba y que en esa aceptación vas a encontrar el bienestar que tantas veces has experimentado
Por aquí, aun aceptándola, se nos hace bastante dura tu ausencia. Digo se nos hace, porque no es solamente a mí, sino que es a todo y todos con los que de alguna forma tú estabas en contacto: las calles que recorrías; el aire que surcabas; la gente con quien te cruzabas, todos, cuando salgo me inquieren con un gesto: ¿pero cuando….?
Pienso que sospechan, un poco celos@s, que ese andar angelical, esa vibración amorosa, esa sonrisa y mirada dulces, otras calles, otros aires y otras gentes están disfrutándolas en este momento, pero lo aceptan, porque también en esto, tú l@s has contagiado. Pienso y piensan, que todos tienen derecho a disfrutarte.
Con este pensamiento y con el deseo de que estés pronto de vuelta entre nosotros, recibe un fuerte abrazo de:
Tus padres, tus calles, tu aire, tu gente